martes, 16 de octubre de 2007

Teatro: Laboratorio Tarrío Grupo Sanguíneo



Nuestra década infame: los ’90. Era de corrupción, total carencia de escrúpulos, entrega del país, planificado derrumbe del sistema educativo, escándalos mediáticos y surgimiento de una novedosa y jamás imaginada televisión basura. Por los mediodías se asomaba Mauro Viale y una fauna (nunca mejor utilizado el término) que se alimentaba día a día en cámara, de las cámaras. El escándalo del jarrón, Diego, el Guillote, Natalia “quien me la puso” De Negri, Samantha “toda la noche se la banca” Farjat, Jacobo “Chizito” Winograd y tantísimos otros inolvidables (probablemente por lo olvidables) personajes. Y mientras en el país tenía lugar la sistemática implementación de una miseria planificada, la decadencia cultural encontraba un claro representante en este programa que millones de argentinos consumían cada día. En él era posible ver reflejados todos los males que acechaban al país. Volver a verlo hoy, tal vez resulte tan informativo como consultar un archivo periodístico. Es posible que de aquí a algunos años se decida implementarlo en la educación primaria, como refuerzo complementario a los manuales educativos.
Probablemente por esto, ante la pauta lanzada por el Laboratorio de Teatro del Rojas de hacerse cargo de algún modo de la década del ’90, Gustavo Tarrío y el Grupo Sanguíneo (agudos, filosos, irónicos, geniales como siempre) decidieron instalarse allí para hablar de esos años. En las temáticas, en la corporalidad, en los diálogos, en la puesta en escena, en el vestuario, en el maquillaje, en los peinados, en la gestualidad, en las voces, en cada pequeño detalle se puede leer cada recodo de esa década.
Trabajan en el extremo, poniendo el cuerpo, mutando como camaleones a lo largo de la puesta: garca implicado en escándalo sexual, esposa dolida, madre villera, cantante de cumbia, conductores sin escrúpulos, señoritas dueñas de la noche porteña. Martín Piroyansky, Lorena Vega, Juan Pablo Garaventa y Valeria Lois se pasean por todos estos personajes “como Pedro por su casa”, como suele decirse por ahí. Se encarnan –encarnizadamente- en cada uno de ellos. Ponen la sangre. Dejan la sangre. Vemos la sangre. Bebemos de su sangre. Queremos más. Pero habrá que esperar hasta el próximo martes.
“100 % experimental” me dijo Tarrío hace unos días. Y es que se trata de una experiencia que propone trabajar cuatro temáticas distintas (o más bien cuatro vertientes distintas de la misma temática –la política nacional-) durante ocho martes consecutivos, en los que estas improvisaciones, ensayos, primeras puestas en escena, serán filmadas para luego, con esos tapes, ver qué sucede, qué surge, qué nace o qué muere. “El destino del material es impredecible –plantea el programa-. Entonces: se verán obras jamás ensayadas, nonatas o recién nacidas. Fracasos estrepitosos y éxitos apabullantes nunca vistos”. De estos últimos, al por mayor, les esperan –obviamente- al quinteto Tarrío-Sanguíneo.

Quisiera escribir más, mejor, pero son las dos de la madrugada y después en el trabajo hacen comentarios acerca del deplorable estado en el que arribo cada mañana. Sólo me resta destacar que morí cuando escuché “Stay” y empecé a cantarla y entonces caí en la cuenta de que también la cantaba Tarrío, que ahora es todo un popstar que se viene con disco bajo el brazo y paseo en bicicleta por el conurbano incluido. Y sobre el final, para los saludos, “My Sharona” y yo que ya no entendía nada (¿estaba musicalizando yo acaso? ¿alguien me había robado el celular y dado play al mp3?). Para mí muy pocas cosas son más 90 que “Generación X” (Ethan Hawke, probablemente).
¡Ah! Y la emoción empezó cuando entré al Rojas y ví el afiche y me encontré con que la foto de Piroyansky que eligieron para el arte… ¡la saqué yo! (la verdad, todavía estoy que me caigo de culo).

1 comentario:

Valita dijo...

Bueno, gracias, gracias miles. Como argentina, como sobreviviente de semejante década y como integrante de Grupo Sanguíneo.
Me alegra que te haya gustado, y hayas apreciado la banda sonora ... sé que eso a Tarrio le hace bien.
Aparte lloro ahora un poco por tu post de aquí abajo. Ví "Mi vida sin Mi" y me emocionó jodidamente.
Se vé que, como buena mujer, también fantaseo con que un día me muero y dejo a unas niñitas pequeñitas que me quieren y me extrañan.
Salud.
Serás bienvenida los martes.