domingo, 15 de junio de 2008

Ordinary People


Cuando era chica veía películas de grandes. Con mi mamá. Me encantaban. A los 6 tenía tres ídolos claros: Andrew McCarthy, Rob Lowe y Timothy Hutton. Entre todas las pelis que se marcaron a fuego en esos años de infancia está Gente como uno (Ordinary People).
La volví a ver infinidad de veces a lo largo de los años. Y la ví otra vez ayer.
Algún tornillo debía tener torcido desde chiquita, para engancharme con estas historias tan tristes, tan pesadas. Mi otra película favorita de Timothy Hutton era, justamente, el límite de lo angustiante: Un largo camino a casa (tenía 8 años cuando la ví por primera vez. Cuando terminó me encerré en el baño a llorar. No aguantaba más).
No puedo establecer ahora cómo me relacionaba con estas historias cuando pequeña. Sí sé cómo me relacioné ayer con Ordinary People. Estaba en la pantalla, era Timothy Hutton (ojeras incluidas) y quería que las sesiones con el psicólogo me funcionaran de la misma manera.
No puedo explicar cuánto me dolió y cómo amé Ordinary People ayer.
Cuando están en el Mc, Jeannine le pregunta a Conrad por su intento de suicidio. Qué sintió, qué lo llevó a intentarlo. Su respuesta se ancla. Y lo dice todo.
"I don’t know. It was like falling into a hole. It was like falling into a hole, and it keeps getting bigger and bigger and you can’t get out. And then, all of a sudden, it’s inside, and you are the hole and you’re trapped and it’s all over. Something like that."
Something like that.

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