Como es de público conocimiento, hace un par de semanas terminamos de pintar mi casa y, desde entonces, dedico cada momento libre que paso en ella a tratar de limpiar y ordenar todo. Hoy fue el turno de los CDs. Uno por uno. Y me encontré con ellos. Que lo fueron todo. Que condensan un momento del tiempo en el que todo era ligero y bello y simple y maravilloso. Justo hoy, 25. Un 25 de mierda.
Cuando recién se separaron no los podía escuchar. Lloraba. Hoy me crucé con los CDs y los puse y aunque tuve ganas no lloré. Aunque casi. Y sonreí y canté y nostalgié mucho. Supongo que antes no podía evitar llorar porque su separación era la mayor tragedia que había sufrido en mi vida. Y ahora ello no es nada. Y ahora lloro por otras cosas. Y ahora los escucho, me entrampa la melancolía y vuelven esos inolvidables días…
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