domingo, 6 de julio de 2008

Lecturas

No puedo parar de leer. Es como si hubiera un vacío que sólo pudiera llenar la lectura. O más bien, como si lo único dispuesto a llenar el vacío fuera la lectura. Leí infinidad de libros desde que empezó el año. Sería un buen ejercicio, tal vez, intentar esbozar la lista. De momento, desde que terminé Letters to Montgomery Clift, ya leí Ignatius Rising, The Life Of John Kennedy Toole, Cae la noche tropical, Sangre de amor correspondido y actualmente ando con Un destino melodramático (todos de Puig, se me ocurrió que tal vez es un buen momento para completar sus lecturas, ando con un espíritu muy Manolo en estos días).
Andar con un espíritu muy Manolo es andar con "pájaros en la cabeza", pero también con una angustia en el alma y un ardor en el cuerpo y un peso indelegable sobre los hombres y ese melodrama que chupa la sangre y da fuerza y derrota todo al mismo tiempo.
Lo que no sé, por el momento, es cómo dejar atrás este espíritu.